Nacido en Asunción, el 24 de julio de 1827. Fue un político, militar, estadista y presidente paraguayo, siendo el segundo presidente constitucional de Paraguay, cargo que ocupó desde el 16 de octubre de 1862 hasta su muerte el 1 de marzo de 1870.
Previamente, desde el 10 de septiembre de 1862 ostentó el cargo de vicepresidente de la República al fallecimiento de su padre.
Se desempeñó como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, siendo el responsable de dotar al Ejército Paraguayo con la tecnología del siglo XIX y sirvió como diplomático en representación de Paraguay ante varias cortes europeas, antes de suceder a su padre Carlos Antonio López en 1862 como presidente constitucional de la República, cargo que ocupó durante toda la Guerra de la Triple Alianza.
Vida privada
Nació en el seno de una aristocrática familia paraguaya. Sus padres fueron Carlos Antonio López y Juana Pabla Carrillo.
Según el genealogista Narciso Binayán Carmona, era descendiente del conquistador, explorador y colonizador español Domingo Martínez de Irala (1509-1556); sus antepasados tenían un remoto origen mestizo guaraní, que compartía con muchos próceres de la época de la Independencia y con grandes personajes paraguayos y argentinos.
Vivió su infancia en tiempos de José Gaspar Rodríguez de Francia como era costumbre en la sociedad de la época, con austeridad y de manera pacífica. Su familia contaba con buena posición económica estatal, la cual dicen que fue acrecentada por una herencia recibida de parte de un pariente de la madre de Solano López, Lázaro de Roxas.
Por un testamento ológrafo del 4 de junio de 1865 reconocía a todos sus hijos frutos de su pareja con la madama Lynch, a excepción de Miguel Marcial quién nació un año después.
Vida pública
A la muerte del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, siguió un interregnum hasta que Carlos Antonio López Ynsfran fue designado como su sucesor. Este nombra a su hijo Francisco Solano López Carrillo como jefe del Ejército paraguayo en 1845. En ese tiempo se desató una crisis con las Provincias Unidas del Río de la Plata que estaban regidas por el general Juan Manuel de Rosas. Paraguay declaró la guerra al gobierno de Rosas y Solano López, muy joven, participó en las operaciones sobre la provincia de Corrientes, junto a las tropas del argentino general José María Paz. El conflicto no pasó a mayores y los soldados paraguayos regresaron al país. La guerra contra Rosas continuaría con la destrucción de fortines y guarniciones argentinas instaladas de forma ilegal en las Misiones. Solano López junto al coronel Wisner dirigió esas operaciones. Posteriormente, alcanzada la paz con Buenos Aires, haría estudios militares bajo la dirección del coronel brasileño Hermenegildo de Albureque Porto Carrero.
Fue designado por su padre a finales de 1852 como ministro plenipotenciario del Paraguay en Europa y se convirtió en "mano derecha" del mismo. Hizo contactos en los países europeos de Reino Unido, Francia, Prusia, España y Piamonte-Cerdeña con el objetivo de obtener el reconocimiento de la independencia paraguaya por parte de esos países, además de comprar armas, barcos y blindajes para el ejército. Hizo estudios militares en la Escuela Especial Militar de Saint-Cyr (en donde llevó a cabo ejercicios y maniobras militares ante la presencia del emperador Napoleón III Bonaparte) y contrató en el Piamonte a oficiales italianos para modernizar al Ejército paraguayo. Posteriormente, conocería en la capital francesa a Elisa Alicia Lynch, una irlandesa de educación parisina que se convirtió en la concubina del resto de su vida y en madre de sus siete hijos reconocidos (además López tenía tres hijos «naturales» con la pilarense Juana Pesoa). Estuvieron juntos durante quince años pero nunca pudieron casarse ni vivir en la misma casa, ya que la cultura moralista de Asunción no se lo permitió. A su regreso en 1855, López trajo consigo mucho armamento y un buque de guerra, el Tacuarí, adquirido al Reino Unido. Además trajo en otro barco y en contra de los deseos familiares, a su pareja y concubina irlandesa junto a su primer hijo en brazos, Juan Francisco López Lynch, quien después sería conocido como el coronel Panchito López.
En 1855 se produjo un incidente con la armada brasileña. Haciendo reclamos, el almirante Pedro Ferreira de Oliveira invadió con veinte cañoneras el territorio paraguayo. Carlos Antonio López Ynsfran, enfurecido, alista al Paraguay para la guerra. El comandante brasileño llega hasta Itapirú y es recibido por Francisco Solano López Carrillo, quien lo recibe con la frase "¿la guerra o la paz?". "Paz" contestó el brasileño. "Entonces ingrese en un sólo buque" dijo López Carrillo y Ferreira de Oliveira cumplió y en la mesa diplomática, dirigida por Solano López, se sentaron bases que fueron humillantes para Brasil.
En 1859 López Carrillo sería el nexo entre el general entrerriano Justo José de Urquiza y el general porteño Bartolomé Mitre a la hora de firmar el Pacto de San José de Flores, que introdujo a Buenos Aires en la Constitución Nacional Argentina. Creó buenos lazos de amistad con Urquiza. La mediación fue particularmente dificultosa: en un primer momento ambos gobiernos enviaron representantes a negociar, pero estas fracasaron rotundamente y Urquiza estaba dispuesto a ingresar a Buenos Aires por la fuerza. López Carrillo le solicita a Urquiza un día más para ingresar a la ciudad e intentar personalmente una última negociación antes de la invasión y efectivamente, cuando Urquiza entra en Buenos Aires el gobierno había renunciado.
Cuando estaba regresando al Paraguay en el buque "Tacuarí", es interceptado por una flotilla británica que le cañonea e impide el paso. López Carrillo estaba dispuesto a contestar la agresión pero a pedido de los ingleses que servían en su buque, quienes temían consecuencias contra sus familias en Gran Bretaña, decidió regresar por tierra a Paraguay. El ataque inglés se debió, aparentemente, a los conflictos con el gobierno paraguayo a causa del apresamiento del espía anglo-uruguayo James Canstatt. El conflicto concluyó de manera favorable para el Paraguay, reconociendo Inglaterra la culpa por los actos y presentando sus disculpas oficiales al gobierno de los López.
Presidencia
Su padre, don Carlos, fallece en septiembre de 1862, dejando un decreto en pliego reservado en el cual designa a su hijo Francisco Solano vicepresidente de la República. Este asume de inmediato y convoca a un Congreso de Diputados a fin de que lo designe presidente de la República, asumiendo el cargo el 16 de octubre, por un periodo de diez años, en el hoy museo Ex Cabildo de Pilar añadiendo: «Juro que jamás dejaré caer de mis manos la sagrada enseña de mi patria». Continuó el trabajo de modernización llevado a cabo por sus predecesores, extendiendo las líneas del telégrafo, instalando una segunda fundición de hierro en Caacupé al mando del ingeniero estadounidense Charles Thompson, llevando la línea férrea paraguaya hasta Villarrica. Mejoró los astilleros y las armerías, ordenó que expertos ingleses realicen una "Carta Mineralográfica del Paraguay" y mandó importar desde Liverpool, en 1864, maquinaria especializada para hilandería e industria textil.
Continuó con la política nacionalista de los anteriores gobiernos, pero decidió tomar una posición internacional más preponderante. El comercio paraguayo, aunque aún pequeño, se había acrecentado notoriamente y era fundamental para su administración mantener el ritmo de la actividad económica fluvial. Para ello, condición imprescindible era la manutención del llamado "Equilibrio del Río de la Plata". Sin embargo, los conflictos en la zona pusieron en peligro la citada condición. Solano López percibió que en la invasión del general Venancio Flores (Colorado y abiertamente hostil al Paraguay) al Uruguay se hallaban intereses de Buenos Aires y el Imperio del Brasil. Consideró además que ésta actitud era una agresión hacia el Paraguay y un paso previo para intentar un ataque contra su país.
Cuando el Brasil amenazó con intervenir directamente sobre la llamada "Banda Oriental", protestó en la nota del 30 de agosto de 1864. Afirmaba que "el ataque al Uruguay sería atentatorio contra el equilibrio de los Estados del Plata y 'casus belli' para el gobierno paraguayo". Estas notas fueron reforzadas por otras enviadas el mes de septiembre, pero Brasil las ignoró invadiendo Uruguay el 12 de octubre de 1864. Paraguay, un mes después, contestaría como represalia capturando el 12 de noviembre de 1864 el buque mercante brasileño "Marqués de Olinda" en el puerto de Asunción y encarcelando al gobernador de la provincia brasileña de Matto Grosso, que se encontraba a bordo.
La Guerra contra la Triple Alianza
Francisco Solano López con uniforme militar y montado a caballo.
En diciembre de 1864 envió una fuerza militar a Mato Grosso, territorio que pertenece al Brasil, en represalia por la invasión brasileña a Uruguay. Fue una campaña victoriosa para Paraguay de inicio a fin, causando terribles penurias a los soldados imperiales que fueron derrotados por las tropas de Solano López, la sed, el clima inhóspito y las enfermedades. Con esta operación, Solano López se apoderó de un gran botín de guerra e impidió que se formara un ejército brasileño en el Norte dispuesto a atacarlo por sorpresa.
En 1865, a pesar de las protestas y la declaración de "neutralidad", el gobierno de Buenos Aires continuaba dando paso a las fuerzas brasileñas que atacaban a los aliados de Paraguay, en la República de Uruguay. Sospechando Solano López que entre Bartolomé Mitre y el Imperio Brasileño había ya acuerdos previos, solicitó permiso para enviar tropas hasta el Uruguay, cosa que Mitre rechazó. Esta fue, para Solano López, la prueba definitiva. Se llamó al Congreso Nacional y se confirió a Francisco Solano López Carrillo el grado de "Mariscal Presidente de todos los Ejércitos Paraguayos" y se declaró la guerra al Gobierno de Buenos Aires. Ordenó posteriormente expediciones hacia Corrientes y Uruguayana, que fueron infructuosas. El 1 de mayo de 1865, se firmaba el Tratado Secreto de la Triple Alianza contra Paraguay, que se haría público un año después.
El 8 de junio de 1865 cerca de la 5:30 de la tarde López dejaba su casa particular en la capital para dirigirse al muelle de la ciudad acompañado de su gabinete, el vicepresidente Sánchez, los ministros del estado, todos los jefes de superior guarnición y demás oficiales de la guarnición de la capital, también de los empleados civiles y eclesiásticos yendo a la derecha el obispo diocesano Manuel A. Palacios, a eso de las siete de la tarde el ya mariscal presidente subía a bordo del buque de guerra Tacuarí con destino a la fortaleza de Humaitá, dejando para siempre la ciudad de Asunción.
Luego de más de cinco años de resistencia, la guerra concluyó con la derrota de Paraguay y la muerte en batalla del mariscal López, junto a su hijo adolescente, el coronel Juan Francisco López, más conocido como "Panchito", en Cerro Corá. Su última frase antes de ser ultimado con un tiro en el pecho fue: «¡Muero por mi Patria!» sabiendo que con su muerte terminaría la guerra pero que la Patria seguirá existiendo, aunque esta versión no es la única, pues ciertos historiadores aliados sostienen que la frase fue: «¡Muero con Patria!» otros historiadores sostienen que adjudicar esta frase a López es una blasfemia, ya que todo el pueblo sabía perfectamente el patriotismo de López y como este jamás aceptaría la destrucción total del pueblo paraguayo con la guerra. Sus restos descansan en el Panteón Nacional de los Héroes de Asunción del Paraguay.
Aunque el "Tratado Secreto" estableció una suma exorbitante en concepto de costos de guerra para el Paraguay, luego esta deuda fue dispensada en primer lugar por Uruguay y algunas décadas más tarde (casi al término del pago total de la deuda) por Argentina.
Controversia
La figura del mariscal Francisco Solano López fue —y sigue siendo— objeto de opiniones radicalmente opuestas.
En Paraguay, es mayoritariamente considerado el "Héroe Máximo de la Nación", título que se le otorgó en el gobierno del general Rafael Franco. Su nombre es parte del "mythos" nacional de Paraguay. Sus detractores (los denominados popularmente "legionarios" por congeniar con los intereses de la "Legión Paraguaya", grupo de paraguayos que lucharon contra su país en la Guerra de la Triple Alianza) lo consideran culpable de todas las desgracias del Paraguay hasta nuestros días y único causante de la guerra. Se le adjudican, además, varios amoríos con jóvenes paraguayas durante su presidencia. En ciertas cartas, se le podría considerar como "altanero" de su poder como presidente y general.
A nivel internacional, su figura sigue siendo discutida. En Argentina nació una corriente revisionista de la historia que lo situó como gran caudillo de su pueblo y de Sudamérica, al que se forzó a entrar en una guerra provocada por intereses internacionales (situando al Imperio Británico en el centro de la intriga). Los historiadores Atilio García Mellid y José María Rosa son principales autores en ésta corriente. La opinión de los revisionistas argentinos es compartida por el historiador japonés Hisatoshi Tajima, quien asegura que la guerra se originó a causa de "la penetración del capitalismo inglés y la expansión económica de países de la periferia inglesa, como Argentina y Brasil", que tuvieron un "choque de intereses" con el floreciente Paraguay. En Uruguay, uno de sus más importantes reivindicadores fue Luis Alberto de Herrera, prestigioso diplomático, historiador y escritor. Otras voces importantes, como la del argentino Juan Bautista Alberdi, el mexicano Carlos Pereyra, el venezolano Rufino Blanco Fombona o el general estadounidense Martin T. McMahon fueron favorables al mariscal López.
Sus detractores, siguiendo la línea histórica clásica (mantenida sobre todo por Brasil y sectores del liberalismo argentino y paraguayo), lo consideran el único responsable de la guerra más grande en América y la destrucción total de su país. Historiadores actuales como el brasileño Francisco Doriatoto o el estadounidense Thomas Whigham se mantienen dentro de la citada corriente. Dentro de esta línea, aunque algo más neutral, aparece el argentino Ramón José Cárcano.
Bibliografía
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